Emociones
- Francelis Rojas
- 27 ene 2019
- 4 Min. de lectura

Para alguien que escribe, siempre se hace difícil cómo empezar. Mucha información o sentimientos que expresar a veces se convierten en un nudo de alambres por desenredar; Pero este escrito creo que fluirá de manera sencilla, de manera sublime y muy natural.
Emigrar es un emprendimiento que requiere de mucha pero mucha valentía, muchos lo toman a la ligera y no visualizan la importancia que tiene el saber por qué y para qué se emigra.
En el caso de los venezolanos la gran mayoría dice que es porque les tocó, y eso es una realidad. Queriendo o no, tocó. Sin embargo en éstas pocas semanas de estar viviendo en otras tierras he llegado a la conclusión de que emigrar tiene un gran trasfondo, uno que a través de este escrito quise expresar.
¡Emociones! una vez pisas tierra ajena empiezas a sentir estímulos que generan en ti reacciones inmediatas, que posteriormente se van convirtiendo en sentimientos y son los que se adueñan de tus estados de ánimo.
No soy una persona que se toma las cosas a la ligera, me considero una persona enfática en cuanto a los designios de Dios. Gracias a eso descubrí mi propósito en este mundo, y digo que descubrí porque a diferencia de los que buscan yo simplemente aprendí a escuchar y a interpretar todo lo que acontece en mi vida.
Para recibir esos estímulos hay que ser una persona muy sensible, y sensibilidad no es sinónimo de flaqueza ni de debilidad, es una característica notable en las personas de carácter formado y que es necesaria para combatir en la batalla de la vida.
Muchos pueden decir que es muy poco tiempo para hablar como inmigrante, y en verdad lo es, sin embargo el cómo inicias tu proceso de inmigrante puede determinar tu vida como inmigrante. Y precisamente quiero comenzar con esta palabra, ¨Inmigrante¨, que a mi parecer causa mucha resonancia en las personas, yo prefiero definir hombre y mujer del mundo. La raza humana es líder en el planeta tierra, somos hijos de este mundo solo que distribuidos en diferentes áreas.
Al llegar aquí no me sentí extraña, me sentí ajena, esta área del mundo en la que vivo la cual tiene como nombre Santiago de Chile me gusta. Me siento bien en sus calles, me siento bien con su clima (falta el invierno, risas) y me siento bien con las personas que me han atendido y con las que he tenido la oportunidad de conversar y relacionarme. Pero más allá de sentir ha sido una decisión, decidí, desde que pisé esta área del mundo, estar bien y ser feliz.
Por eso créame cuando les digo que el inicio como inmigrante puede determinar tu vida como hijo del planeta entero.
Llegar aquí o en cualquier otra área del planeta con valor que aportar es lo mejor que se puede hacer. Quienes llegan con manos vacías no pueden pretender recibir. Quienes llegan con afán no pueden pretender inmediatez. Quienes llegan con orgullo no pueden pretender sensibilidad. Quienes no llegan con humildad no pueden pretender aceptación. Quienes no llegan con juicio no pueden pretender respeto. Quienes no llegan con visión no pueden pretender estabilidad. Y quienes llegan sin Dios no pueden encontrar tranquilidad.
No solo sé el valor que tengo por darle a esta área del planeta, sino que me encontré con un país que quiere recibir a personas con otras culturas, de otras áreas o naciones. Que es ordenada y precisamente por eso sigue funcionando en escala al desarrollo y progreso. Y es precisamente esto lo que ahora me impulsa a seguir mejorando mi propuesta de valor. A ser cada vez mejor.
¡Así como existen los buenos existen los malos, así como existe el bien existe el mal! y en este mundo, lo importante es saber lidiar y desenvolverse entre ellos.
Son muchas las emociones que he sentido en estas semanas, ser sensible y escuchar a la vida a veces trae sus complicaciones y esas complicaciones se llaman sentimientos. Frustraciones, inseguridades, tristeza y hasta rabia. Son algunos de los que se experimentan cuando empiezas a convivir en un área que no es la tuya. Y justo allí es cuando debes hacer uso obligatorio de la fe. Tu fe. Esa que te da las fuerzas que nada ni nadie más te puede dar.
Tener algo de qué aferrarte es clave para este tipo de procesos, y yo desde siempre he escogido la fe. La fe en Dios. La fe en María.
Hay una iglesia cuyo nombre es ¨Iglesia Los Sacramentinos¨ ubicada en Santiago que me ha dejado un buen estado espiritual, una conexión que en muy pocos lugares he logrado alcanzar. Y creo precisamente es por la receptividad que muestra ante la cultura venezolana, cultura de donde soy. Estar ahí en plena adoración del Santísimo, lo más grande que hay en el mundo católico, me hizo confirmar una vez más que sin Dios no somos nada, somos solo almas vacías pasajeras por el mundo y cuerpos en vez de templo.
Si me preguntan algún día qué se necesita para emigrar o para vivir la vida misma respondería sin titubear FE. Ser espiritualmente fuertes es lo que nos va a permitir ser luz cuando alrededor haya oscuridad. Ser espiritualmente fuertes es lo que nos va a permitir sobresalir cuando alrededor haya dificultad. Ser espiritualmente fuertes es lo que nos va a permitir irnos en paz cuando Dios nos mande a buscar.
En unos años este escrito tendrá una nueva versión y la idea de documentar la vida es esa, ver en el tiempo las diferencias o similitudes que pueda haber para decidir continuar, cambiar o mejorar.
Un escrito que, a los que están por salir a otras áreas del mundo les puede ayudar a renovar su fe y a buscar su por qué y para qué. Y a los que ya están en otras áreas del mundo sirva como punto de comparación para analizar sus perspectivas de vida y continuar con su plan de vida, cambiarlo o mejorarlo.
Es muy distinto sentirse hombre y mujer del mundo, es expandir voluntariamente el contexto para pensar que en verdad no pertenecemos a un país en específico, solo que recibimos el privilegio de formarnos y desarrollarnos en él para posteriormente buscar compartir lo mejor a otros. Así pues se marca la diferencia. Así pues se vive una vida con elocuencia.
Por ahora me toca darle lo mejor de Venezuela a Chile. ¿A cuál área del mundo le das o te gustaría darle valor?
Registro de obra: 1901269746809
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