Espiritualidad

Me llevó unos días empezar a redactar este escrito después que surgió la idea.

Basta con reconocer los designios de Dios y entonces se enciende la chispa, los pensamientos y los dedos comienzan a fluir.

No soy de las escritoras que escriben por hábito, ya explica el autor Eduardo Liendo en su libro En Torno al Oficio del Escritor que existen los que piensan como Miguel Ángel Asturias, ¨que el novelista es la araña de la literatura -aquellos que no creen en la inspiración sino en las nalgas-¨, es decir en el trabajo diario y arduo. Sentarse a una hora predeterminada y echar a andar los lápices.

Confieso que en ocasiones saco a flote este tipo de escritor, sin embargo, mi ADN escritor está mayormente hecho de inspiración. Y cuando la inspiración y la voluntad se juntan nace la magia.

Lo mismo pasa con la espiritualidad, no se puede experimentar a la imposición, algo debe tocar tu corazón para que esta emane de ti.

Dejarte tocar por Dios, la divinidad, el universo, o lo que sea en lo que creas va más allá de simplemente creer, es practicar la verdadera conversión, y la conversión no es más que la posibilidad que nos damos nosotros mismos de cambiar.

Para los que somos cristianos católicos nos conviene creer que Dios nos usa como instrumento. Instrumento para ayudar al otro y a nosotros mismos. Instrumento para dar o recibir algo más. Instrumento para hacer cambios y transformar vidas.

Pero estos cambios no pueden ser a medias, no existen puntos medios en cuanto al ser espirituales, o somos o no lo somos. La espiritualidad es poner en práctica ciertas actitudes vinculadas con el sentido de la vida y lo que involucra SER humano. Todo lo que pase a nuestro alrededor es un estímulo para probar la espiritualidad, por ende, quien no es capaz de prestar atención y detalle de ello muy difícilmente desarrolle su espíritu.

Ser espirituales es tener plena conciencia del aquí y el ahora, es estar conectados con algo mucho más grande que nosotros y que nos invita a actuar de la mejor manera posible y desinteresada.

Conectar con nuestra espiritualidad tiene que ver con dejarnos tocar. Dejarnos tocar por Dios, por nuestros sentimientos, por nuestra intuición y por nuestras convicciones, se vincula a la reflexión y esta es la parte fácil. Lo realmente difícil es actuar, es ¡cambiar!

Cuánta gente por la vida sin fe, sin creer, sin una gota de esperanza y sin verdadera conciencia de lo que es la vida, ese instante que parece interminable pero que temerosamente es breve, muy breve. ¿Si tan solo pudieras darte cuenta que en un abrir y cerrar de ojos puede paralizarse tu sistema cardíaco o nervioso, o que simplemente las opciones para vivir se te reducen a solo una manera de vivir? Si hicieras conciencia de esto, de seguro en lo personal activarías un cambio en la actualidad.

Prestar atención, detallar cada cosa o situación que pase en tu vida sería solo el inicio de una vida en agradecimiento y en camino a la plenitud.

La percepción jugaría a tu favor para mantenerte siempre alerta y hacerte tomar mejores decisiones.

Tu intuición llegaría al punto de la clarividencia, así encontrarías el sentido de la vida y el para qué te encuentras aquí.

Cada acto sería desmedido pero pensado. Más honesto y más valorado.

Tener espiritualidad no es cuestión de auras, religiones o creencias, sino de saber conectarse con la fe, estar en sintonía con nuestro interior y con el exterior.

En ocasiones la espiritualidad permite el desarrollo de una persona, encaminarse a la cima de la realización y la felicidad propia.

Por ello te exhorto a que no solamente creas, a que no solamente reces y ores, sino que también actúes y te atrevas a hacer cambios significativos en tu vida a través de la espiritualidad

Pdta. No existe lugar específico para conectar con la espiritualidad, pero particularmente la iglesia de esta fotografía me llena sobremanera y hace que conecte de forma inmediata con mi espíritu.

Su ubicación es en Santiago de Chile y lleva por nombre Santísimo Sacramento.

Registro de obra # 1904040549767